Entre tierra y cielo se crea en la soledad junto al Duero y bajo los pinos envuelto en el recuerdo, las añoranzas del pueblo con sus barros, el peregrinar por los caminos de una Castilla llana, donde encuentro el silencio, la paz y el amor. En esos caminos cuando me siento perdido, aparece como un faro la luna robando sombras y descubriendo huellas.
Cuando el cielo se tilda de estrellas, los suspiros cargados de sensaciones; dolor, pena, lágrimas sin llorar, y siempre con una sonrisa, brotan los musgos de estos poemas.
Con el zurrón curtido bajo la solana llego a Extremadura, donde refugio la pluma y el papel en las paredes de un cortijo, en la noche con la luna mordiendo los cuarterones, las bulerías cantan amores.
Nace el día, me sorprende cargado con los ropajes de la vida, las campanas me llaman con mi nombre que se pierde en las loas del viento, entre la tierra y el cielo.
