El silencio, para quien sabe escuchar, tiene mucho que decir. Y, entre estas páginas, hay muchas horas de silencio, de gritos ahogados y lágrimas escondidas. Estas páginas guardan el camino en cuatro etapas que mi alma [y mi cuerpo] han ido recorriendo.

Conversaciones con fantasmas (uno muerto, otras vivas), conversaciones con el dolor propio y la muerte en sí misma. Susurros que, ahora, permito que se oigan.

Conticinio del alba es una herida abierta al mismo tiempo que una cicatriz.