Mi historia con la literatura y el amor por hacer relatos, nació hace mucho tiempo, concretamente leyendo cuentos clásicos de los cuentacuentos de Salvat allá por los años 80, y a principios de la década de los 90 cayó en mis manos un ejemplar muy baratito de las antiguas novelitas de bolsillo, concretamente, era una historia escrita por Curtis Garland, titulada Boda de ultratumba, yo ya estaba inducido por el género del terror gracias al cine y, posteriormente, a los cómics de Creepy
de Toutain editor.
Recuerdo cómo me leí el libro de Curtis Garland en los recreos mientras un profesor me incitaba a dejar el libro y ponerme a jugar con mis compañeros, era algo irónico, pero para mí era un placer más satisfactorio que el de darle patadas a un balón.
Mi interés por la literatura ha sido intermitente, ya que honestamente he estado siempre más unido al mundo del cómic, y cuando algo mío ha sido publicado en un libro, no ha ocurrido con el texto, sino con el dibujo.
En definitiva, mi manera de contar historias ha sido con el cómic, pero siempre he tenido un impulso secreto de dejarme llevar ante el teclado, dejando que el lector sea quien dibuje en su mente las caras de los personajes.
De una manera intermitente, mi presencia en la literatura se ha catalizado en forma de puntuales relatos. Y, aunque mi presencia como narrador gráfico está continua en la autoedición, haciendo cómics de mi personaje Tempus Fugit, con Ammardi Cómics y y dibujando los guiones de mi amigo neoyorquino Luis M. Cruz para Cruzin cómics, no he querido desaprovechar la oportunidad que me da el equipo de Diversidad Literaria para expandir las historias que tengo almacenadas en mi cabeza plasmándolas en negro sobre blanco, y para ser honesto, tengo bastantes guardadas en el cajón que desean salir para almacenarse en la mente de quienes tienen un voraz apetito de pesadillas, fantásticas y trepidantes.
Mis influencias literarias siempre han bailado al son de la ciencia ficción y el terror, de la mano de Stephen King, Curtis Garland (Juan Gallardo) y Richard Matheson.
Estoy convencido de que mis historias que están por venir dejarán un buen sabor de boca a quienes tienen la gentileza de posar sus ojos sobre ellas.