Decidí nacer un otoño en tierra de meigas. Orgullosa de mis raíces. Galicia entera corre por mis venas y, esté donde esté, una parte de mí permanece siempre en ese mágico lugar.
Navarra, bella tierra de sorginak, me arropó hace ya unos años. El destino me asentó en Pamplona y aquí se ha ido creando, poco a poco, una segunda familia a mi alrededor. Enamorada de sus calles, sus tradiciones y de la calidez y el abrazo de su gente.
Los libros siempre han sido un refugio para mí. Cuando aún no sabía ni juntar letras, me entretenía ojeando los tebeos junto a los que crecí. Mi imaginación volaba inventando diálogos o dándole una nueva vida a los personajes. Guardo con cariño el recuerdo del momento en el que, al fin, pude descifrar lo que realmente decían. ¡Gracias!
No tardaron mucho en llegar las largas horas en las que leía y releía todo lo que encontraba a mi alcance.
Fue, en algún momento de esa bonita etapa, cuando comencé a escribir. Pasaba de pensamientos en diarios a poemas; de cartas a amigos de verano a canciones; una infancia a saltos entre la realidad y la ficción. A día de hoy, no he cambiado mucho en ese aspecto. Abrir mi cuaderno es abrir mi mente y, simplemente, dejarme llevar.
Con un lápiz en la mano el mundo deja de girar a mi alrededor y los problemas, con respeto, guardan silencio un rato. Cuando por fin consigo atrapar entre renglones todos los pájaros que anidan sin permiso en mi cabeza, me siento más ligera y aliviada. Sin duda, escribir siempre me ayuda a conocerme un poquito más.
Me he presentado en varias ocasiones a diferentes concursos, y algunos de mis relatos y poemas han sido seleccionados y publicados en esta editorial.
Ahora que me han propuesto participar en esta antología que, con muchísima ilusión, comparto con otros autores, me pregunto si son conscientes de que están convirtiendo uno de mis sueños en realidad...
y te necesito a ti para dar este paseo.
¿Me acompañas?
¡Feliz lectura!