Trotamundos, curiosa, preguntona, amante de las letras, mi pseudónimo es lletraferida. La comunicación en cualquiera de sus formas oral, escrita o inventada.
Es maestra desde el 92, trabajadora familiar a domicilio y tía.
Guardaba libretas, de espiral, que mis abuelos utilizaban en el colegio que dirigían. Garabateadas por todos lados, durante mi infancia.
La alegre y difícil adolescencia fue el inicio de pequeños relatos, obras de teatro, cuentos de balcón, títeres y marionetas.
La juventud, buscando y viviendo historias para contar.
Y, hoy, a los cincuenta y tres, expresando lo acumulado y narrando lo sentido.
Los retos literarios me motivan para dibujar palabras y, si ellas lo permiten, darles color.