"A veces, creo que soy un personaje de Jane Austen". Esto es lo que suele decir Teresa cada vez que la vida le parece más complicada de lo que debiera, cuando siente que se equivocó de época para nacer y que ella misma es un anacronismo. Esas cosas dice. Los que la conocemos bien sabemos que es una apasionada de las artes en general, las letras y los idiomas en particular, con mención especial para la música, y todos los "demás vicios del alma", como ella los llama.
Ya de pequeñita, dio inequívocas muestras de interés por la escritura, la ortografía y la caligrafía. Sigue optando por el correo postal y sus mejores plumas para misivas especiales y fascinada por las tintas y los juegos de hojas de carta con sus sobres.
Habla varios idiomas y, aunque estudió Filología Inglesa y el inglés ha sido y es una de sus principales herramientas de trabajo, es la mejor defensora de la lengua cervantina que conozco frente al "uso y abuso de los anglicismos innecesarios y poco inclusivos que sólo dificultan la comprensión del mensaje a quienes no lo conocen".
A Teresa, todo le resulta curioso, todo le parece objeto de enseñanza y aprendizaje y cualquier anécdota surrealista "le da para un relato".
A lo largo de su corta vida, ha participado y sido premiada en concursos de muy diversa índole: dibujo y pintura, artes plásticas, música..., y cómo no, literarios, con trabajos de narración o poesía.
Uno de sus mejores textos, en mi opinión, surgió durante el confinamiento de 2020: una colaboración especial a la que es invitada para poner letra al proyecto musical original Music for Self-Isolation, del compositor canadiense Frank Horvat.
Hoy, muy ligada al mundo de la papelería y la literatura y muy interesada en las nuevas disciplinas digitales, compagina estudios lingüísticos con trabajos de redacción y corrección ortotipográfica cada vez más enfocados a empresas y su presencia en redes sociales.
Como dato peculiar, más bien paradójico, cabe destacar que, pese a su gran habilidad para hablar largo sobre otros y con experiencia escribiendo reseñas para diferentes artistas, acude a sus allegados pidiendo ayuda para escribir esta presentación porque "no sabe qué puede decir ella de sí misma".
María Teresa, ahora afincada en Bilbao, no olvida sus raíces manchegas, siendo gran embajadora de la villa de Almagro, su adorado pueblo, del que presume por su gastronomía, el encaje de bolillo, su Plaza Mayor y su Corral de Comedias, joya arquitectónica única en el mundo que visita cada vez que puede.
Escrito por Valentina D.C., para bien o para mal, una compañera inseparable.
Foto: Biblioteca Central de Bidebarrieta (Bilbao).