EL SONIDO DEL TIEMPO
Cuando la noche termine,
decía la madre a su pequeño,
y amanezca un nuevo día,
escucha, mi amor, escucha.
La alborada trae sosiego y luz al alma,
canciones jamás escuchadas,
renovadas cada día,
como se renueva el alma.
Consigo trae el murmullo de los mares,
las flores al despertar,
el vuelo de las aves,
y la sonrisa inocente que traemos al nacer.
Las estrellas que alumbraron la noche en nuestro dormir
se van marchando despacio, con ternura infinita,
e irás, amado hijo, despertando al nuevo día.
Escucha ese sonido que te trae el despertar.
Cántalo mientras caminas o vayas a trabajar,
porque el sonido del tiempo siempre te acompañará,
aunque los años te lleven por caminos bien distintos,
el sonido de tus tiempos siempre caminará contigo.
Y si llegase el dolor, la guerra o la calamidad, dijo abrazando a su hijo,
tú, no me temas jamás,
pues el sonido de tu tiempo por siempre te seguirá.
Esa vida, niño amado,
ese alma de dulzor,
ese mirar como cielo,
ese amor que da mi Dios.
Y junto a ese sonido (presta atención, mi amor),
como compañía de tiempo,
eternamente iré yo.