Fue ese día cuando comenzó todo, cuando mi vida dio un giro de 180 grados y vi que todo a mi alrededor cambió. Creí estar entre nubes de colores, hasta que me di cuenta de que era todo un sueño. Aquel que parecía ser mi alma gemela resultó ser un lobo con piel de cordero, el cual me dejó completamente sin nada, vacía. Atrapada en un mundo del que no sabía salir. Por suerte, encontré una luz al final del camino y eso me hizo darme cuenta de que todo lo vivido anteriormente no me pertenecía. Abrí los ojos y descubrí un mundo lleno de amor y alegría en el que quería estar. Y, avanzado, descubrí que había vuelto a ser yo de nuevo.
“No dejes que nadie maneje tu vida, solo tú eres dueña de ella”.
