La triste realidad de dos niños indefensos. Humillados, golpeados y abandonados.

Dos niños de los miles que sufren día tras día y en su propia familia el dolor y la humillación.

Dos niños que no recibieron ayuda alguna de la justicia y, lo más triste, de aquellos que tantas noches escucharon sus gritos. La vida de un niño vale muy poco.

Una historia que se repite a diario en muchos hogares. ¿No hay pruebas suficientes?

La prueba que esta sociedad necesita es la marca física y, en muchos casos, ni con ello es suficiente.

El dolor y el resentimiento no puedes arrancarlo de tu alma de tu mente, pero al menos sí puedes ayudarnos a defender a niños y niñas que sufren el dolor y la humillación.