La infancia ya no volverá, pero regresamos a ella con el recuerdo de los momentos atrapados que nos dejaron huella, de las historias contadas y vividas.

Llega un momento en que las personas que configuran ese tiempo y esos espacios van desapareciendo, cambiando y evolucionando.

Estos relatos breves nos transportan a ese pasado a través de la mirada limpia, curiosa e ingenua de la niñez, con pequeñas historias que reproducen sencillos acontecimientos, pensamientos, emociones, fantasías, lusiones y desilusiones.

Los hechos, algunos ficticios pero llenos de verdad, transcurren en Cariñena en los años 70, donde se hacía más vida en la calle que en casa, donde los tomates sabían a tomate y los teléfonos tenían ruleta, los veranos eran eternos y las mujeres se cardaban tanto el pelo que los pájaros los usaban de nido.

Es un homenaje a las vecinas, a las madres, a las amigas y amigos de la niñez que tanto aportaron, sin saberlo, a nuestro presente y nuestra manera y modelo de ver el mundo. También a las personas que veranearon en un pueblo en su infancia o la vivieron allí, todas ellas son el alma de este pequeño libro.