Los recientes martillazos arreglando zapatos y las charlas con clientes han traído a mi mente unos recuerdos que me han impulsado a escribir, en honor a aquellas personas, lo que he dado en denominar con mucho cariño y sobre todo respeto las «coplillas de zapatero».
La temática es muy variada, unas evocan tiempos o personajes que he conocido o me han contado, otras son reivindicativas, de agradecimiento, reflexión, admiración, crítica, etc.
La editorial DIVERSIDAD LITERARIA me dio la oportunidad hace unos meses de participar en un libro, junto con otras siete personas, de esta nueva actividad mía de «versaor», la cual compagino con mi faceta actual de zapatero remendón en el mismo pequeño taller donde aprendí este oficio, observando a mi padre trabajar mientras escuchaba versar a los tertulianos.
Ahora se se presenta la oportunidad de escribir en solitario este nuevo libro, lo que para mí supone un agradable reto, y algo que nunca hubiese soñado.
Y en estas dos recientes, pero a la vez antiguas, actividades pienso seguir hasta que el cuerpo aguante o los lectores y clientes, los cuales muchas veces coinciden, dejen de estar interesados en mi actividad.