Esta obra basada en 44 relatos es variada, simple y profunda, porque a veces con ironía, otras con una mirada descarnada y nada sutil, canta al amor y al autoconocimiento, aunque no
todas son autorreferenciales, hay un hilo conductor, que es la coherencia entre decir y hacer, y que lo absurdo, como lo imposible, es solo cuestión de cada quién.
En No es fácil ser Mafalda, se decanta un toque feminista, reivindicativo y necesario. Todo sobre mi madre habla del vínculo más difícil y genuino, de una madre con su hija, y el dolor de la pérdida, y tiñe de nostalgia una cultura, un modo de vida.
Y sobre todo, y en casi todos, se adentra en un tormentoso y visceral mundo femenino, íntimo y delirante, que no pasará inadvertido a la mirada masculina, porque va más allá de
los géneros preestablecidos.
El lector encontrará una forma ágil de devorarlos, aunque algunos no serán igual de digeribles.