Manuel Rubio (Imanol Souto) nació en Vitoria hace 28 primaveras. Desde niño mostró una inclinación natural hacia el dibujo y la literatura, dos lenguajes que con el tiempo fusionó para dar forma a su universo creativo.
En la adolescencia conoció a la Poesía y quedó prendado de su olor, su sabor y su poder. Así comenzó una relación que perdura hasta el día de hoy (y que, con suerte, seguirá). Desde entonces escribe como quien respira, como quien necesita vaciarse para poder seguir.
No tiene estudios reglados en literatura ni pretende tenerlos: su escuela han sido la calle, las noches en vela, los márgenes de las libretas y los trenes que nunca volvieron. Cree en la poesía como herramienta de transformación, no de escaparate; como refugio, trinchera y espejo.
Ilustra, escribe y camina al margen. No busca gustar ni fama, solo dejar huella en quien se atreva a mirar más allá de la superficie.