Me presento, mi nombre es Bea, madre de dos criaturas, aprendo constantemente del caos y la belleza de vivir. Soy inquieta, sensible, positiva, persistente, resiliente y creativa, como el mar, en calma y otras como un volcán, en erupción. Incansable de los pensamientos.
Mi interés por la infancia me llevó a ser educadora infantil, labor que ejerzo por vocación y pasión por acompañar a las niñas y niños en el desarrollo de sus capacidades, bases de cualquier aprendizaje. Por ello, soy activista de la lucha por la dignificación de la infancia.
Sin embargo, siempre he tenido la necesidad de escribir, como medio de desahogo, protesta, comunicación y manera de encontrarme a mí misma.
Descubrí que escribir era importante para mí, una vocación desconocida en la que me llevo adentrando un tiempo y se está convirtiendo en una parte más de mi vida, una parte de libertad, motivación, emoción y reflexión, desde la que puedo sacar mis pensamientos y convertirlos a través de palabras en relatos.
Escribo para evadirme y lo uso como terapia, para gestionar mis emociones, y a través de este arte he descubierto que las cosas hay que intentarlas a pesar de que creas que son imposibles, porque así se cumplen los sueños.