Atrás han quedado los tiempos de pandemia tan duros que hemos sufrido. Sin embargo, el dolor y la pena que han provocado siguen latentes en nuestra sociedad. Además del drama sanitario, el coronavirus ha desencadenado en multitud de desgracias personales relacionadas con la violencia doméstica: historias donde uno de los componentes de la pareja se convierte en agresor.

En esta obra, donde he reunido el día a día del ser humano, sus malicias e inocencias más perturbadoras, quiero reflejar escenas o situaciones por todos conocidas a las que se debe dar visibilidad de manera permanente. Desde estas líneas quiero invitarte a evitar tus errores, a buscar soluciones antes de que sea tarde. ¡Párate, piensa y reflexiona conmigo!